Alimentado a las palomas.
Me contó que está enamorado.
Antes de que me lo contara tuvimos que pasar por un breve momento para acomodar ciertas cosas…
Yami ¿Qué tanto te puedo contar?
Lo que quieras.
Y él guardaba silencio.
Hoy, antes de iniciar el laboratorio pienso mucho en él. En sus historias, en su historia, en los cuentos que me ha regalado y en los que quiero escribir.
Hizo su aparición en una de esas madrugadas donde yo estaba a punto de colapsar, cuando entró por la puerta yo estaba decorada con diamantina y un poco de caos. Me acompañó a lanzar cuadros por la azotea, nos escuchamos, lo escuché. O no fui yo…no lo sé.
Yami ¿Qué tanto te puedo contar?
Lo que quieras.
Y él guardaba silencio.
Pasó algunos días en casa.
Y de pronto el cariño se hizo presente.
No resulta sencillo encontrar el lugar que tiene cada persona en nuestras vidas. Hemos aprendido reducidísimas formas de querer, de configurar y de categorizar los afectos y creo que cuando venimos de historias donde el cariño y los afectos son inestables se vuelve aún más complicado.
Compartimos lo cotidiano, risas y cervezas.
¿Te sientes roto?
Sí
Yo también. ¿Crees que un día se quite?
No.
Yami ¿Qué tanto te puedo contar?
Lo que quieras.
Y él guardaba silencio.
Fantasma
Piedra
Duende
Muñeco roto en escala de grises
Cambiaformas.
Hoy no es un muñeco roto en escala de grises.
Sigue transformándose…
Yami ¿Qué tanto te puedo contar?
Lo que quieras.
Y él guarda silencio.
¿Embarazaste a alguien?
No
¿Lastimaste a alguien?
No
¿Estás enamorado?
Guardó silencio y una sonrisa salió de su carita. Sonrisa que se debatió con putear por su estado emocional.
Me reí.
Creo que él temía…temía no saber como acomodar las cosas, como lo recibiría yo…creo que él no sabe que cuando abrió esa confianza se acomodó en un lugar muy bello.
Que ya no está roto (no tanto)
Que tiene ilusión en lo que viene (un poquito)
Que las heridas sanan (o por lo menos comienzan a cicatrizar)
Eso me dijo en realidad.
Gracias por eso, querido duende.
Aunque te odies y tengas miedo… regalas magia.